El arte de no hacer nada

Acostarte en tu cama y mirar el techo durante un buen rato no quiere decir que estás deprimido. Estar sentado y fijar un punto como si estuvieras muerto no quiere decir que estás loco. No hacer nada es muy bueno para la salud mental y física. Nuestra sociedad moderna da mucha importancia a no perder tiempo, hacer de todo, rendir. El mejor ejemplo concierne a los niños: los padres de hoy les exigen un buen rendimiento escolar, les meten en todo tipo de deportes, en cursos de música, de arte, de baile, deben hacer actividades para-escolares en su hora de comida o después la clase, al final, nunca tienen tiempo libre para flojear, soñar o inventar y así van perdiendo sus habilidades creativas e imaginativas. Es igual para los adultos. Si un día no fueron productivos, tienen la impresión que ese día no sirvió para nada, que han perdido el tiempo. Responden sí a cada invitación, no quieren perderse nada. Los fines de semana, cuando se supone que deben descansar, limpian sus casas, van a comprar los alimentos de la semana, visitan o reciben amigos, salen a caminar, hacen raquetas o esquí, y si tienen un momento de tranquilidad, buscan algo que hacer. Las redes sociales también agarran a todos, jóvenes como adultos, ocupando sus raros momentos libres para que vayan a ver quién miró su publicación, quién la comentó, quién puso una nueva publicación o una invitación para no perdérsela.

Compréndeme bien: me gusta hacer varias cosas, rendir en el trabajo y nunca digo no a una invitación (mis amigos lo saben bien) pero paralelamente, entiendo el bien de la flojera y aprendí a no sentirme culpable de no hacer nada. (Esa culpabilidad que afecta sobre todo a la mujer). Recuerdo bien haberle dicho a un amigo, que no sabía si se iba a juntar con nosotros por un 5 a 7 de la academia, un refrán de una canción de la Compagnie Créole: Tenemos toda la vida para divertirnos, tenemos toda la muerte para descansar. ¡Así es! Pero la próxima vez que estés tendido en tu hamaca sin hacer nada y que la culpa empiece a molestarte, piensa en mí: se trata únicamente de tener un buen equilibrio en todo.

Te dejo con uno de los 10 mandamientos del flojo:

-Cuando sientas el deseo de trabajar, siéntate y espera a que se te pase.